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LOS ROMANOS II

 

PUEBLO

 

DESCRIPCIÓN

 

ÉPOCA

 

INVENTOS/APORTES/COLONIAS-CIUDADES

 

ROMANOS

La dinastía Julia-Claudia (27 a. C.-69 d. C.)

Nerón (54-68 d. C.):  El 64, se produjo el famoso incendio de Roma, que destruiría por completo la ciudad. Muchos testigos aseguraron que vieron pretorianos prendiendo fuego en distintos puntos de la ciudad, y la creencia de que Nerón cantó un poema viendo el incendio de Roma, emulando el de Troya, hace levantar muchas dudas sobre el auténtico responsable del desastre. Nerón, tratando de liberarse de la inquina pública, culpó a los cristianos, que ya eran una comunidad numerosa en Roma, e inició una feroz persecución contra ellos. Las sospechas fueron confirmadas cuando comenzó una serie de remodelaciones en el Palatino, con un coste de más de 100 millones de sestercios, tras el incendio. El 65 fue descubierta una conjura del senador Cayo Calpurnio Pisón para derribarlo, por su exceso de poder y por su tiranía. Tras ser ejecutados muchos patricios, Séneca se suicidó después admiten que había escuchado de la conspiración. En esta época, muere Popea, asesinada accidentalmente por Nerón después de darle una patada en el vientre, estando ella embarazada. El arrepentimiento de Nerón se ve en su búsqueda infructuosa de un amante que la reemplazara, en la que mantuvo relaciones homosexuales y con travestis. Nerón se vuelve famoso por su afición a la actuación, la poesía y el canto, indignando a la aristocracia romana con sus actuaciones públicas tanto en Roma como en otras partes del Imperio.

 

Entre el 67 y el 68, el gobernador de la Galia Lugdunensis, Cayo Julio Vindex, sublevó a sus tropas contra Nerón. Lucio Vergina Rufo, gobernador de la Germania Superior, le derrotó, debiendo suicidarse. En junio del 68, el gobernador de la Hispania Tarraconense, Servio Sulpicio Galba, se sublevó y el Senado lo declaró emperador, declarando al mismo tiempo a Nerón enemigo de Roma. Nerón huyó y se suicidó el 9 de junio del 68.     Galba:  Servio Sulpicio Galba era el gobernador de la Hispania Tarraconense desde el 61. Tras la revuelta de Cayo Julio Vindex, decidió unirse a su causa después de enterarse de la muerte de Nerón. Así, reclutó tropas en Hispania y marchó a Roma, con el apoyo general, ya que se le consideraba un fiable candidato al trono. Tras vencer a sus rivales, el Prefecto del Pretorio, Ninfidi Sabino, Fonte Capitán y Clodio Macer, se hizo con el poder el 9 de junio. Sin embargo, su avanzada edad le hizo extremadamente manipulable, e influenciado por sus consejeros más íntimos. Tomó muchas decisiones políticas que resultaron un completo desastre, la adopción del senador Lucio Calpurnio Pisón, para intentar subir su popularidad, provocó que el general Marco Salvio Otón se sublevara contra él a principios del 69. Así, fue asesinado en una emboscada el 15 de enero en el Foro, y sus enemigos en la capital declararon a Otón como emperador.

 

Otón:  Otón fue reconocido como emperador por el Senado el mismo día de la muerte de Galba. El nuevo emperador fue recibido con alivio. A pesar de su ambición y codicia, a Otón no se le conocía que fuera tiránico ni cruel, por lo que se esperaba que fuera un emperador justo. Pero existía el problema de Vitelio, que llevaba días marchando hacia Italia desde la Germania.     Vitelio poseía el mando de las mejores legiones del Imperio, compuestas por veteranos de las guerras germánicas, como la I Germánica y la XXI Rapax. Estos eran sus mejores argumentos para conseguir el poder. Otón no tenía intenciones de iniciar otra guerra civil y envió mensajeros para proponer una paz e invitar a Vitelio a ser su hijo adoptivo. Sin embargo, era ya demasiado tarde, y el ejército de Vitelio golpeó Italia con una serie de victorias menores. Otón fue finalmente derrotado en la batalla de Bedriacum. En vez de huir e intentar un contraataque, Otón decidió poner fin al caos suicidándose. Había sido emperador durante poco más de 3 meses.

 

Vitelio:  Vitelio tras la noticia del suicidio de Otón, fue reconocido como emperador por el Senado. Con la aceptación garantizada, Vitelio salió de Roma. Sin embargo el comienzo de su reinado no fue favorable. La ciudad acogió con inquietud el acceso al cargo de pontífice máximo por parte de Vitelio en la misma fecha del aniversario de la batalla de Alia (394 a.C.), un día funesto para la supersticiosa sociedad romana.

 

Los siguientes acontecimientos demostrarían la certeza de estos temores. Con el trono fuertemente asegurado, Vitelio inició una serie de fiestas, banquetes (el historiador Suetonio cita 3 en un mismo día: mañana, mediodía y noche) y desfiles que llevaron a la tesorería imperial a la quiebra. Pronto se acumularon las deudas y los prestadores empezaron a pedir los pagos. Vitelio mostró su naturaleza violenta en reprimir con crueldad el atrevimiento de los demandantes mediante torturas y ejecuciones. Con las finanzas imperiales en un estado pésimo, Vitelio hizo asesinar a todos los ciudadanos que se dijeran como él o su heredero. Se desató entonces una persecución de cualquier posible rival invitándoles a palacio con promesas de poder para luego asesinarlos.     Mientras tanto, las legiones estacionadas en las provincias de Oriente Próximo, Judea y Egipto, aclamaron a Vespasiano como emperador. Vespasiano había sido un comandante excepcional en Judea bajo el mandato de Nerón el año 67 cuando asumió la tarea de sofocar la revuelta judía. Se ganó el apoyo del gobernador de Siria, Cayo Licinio Muciano. Las experimentadas legiones que habían combatido duramente a los rebeldes judíos marcharon sobre Roma al mando de Muciano. Vespasiano viajó a Alejandría, donde fue aclamado como Emperador el 1 de julio obteniendo el control de los vitales suministros de grano de Egipto.

 

Tito, el hijo de Vespasiano, permaneció en Judea para acabar con la revuelta judía. Antes de que las legiones orientales pudieran llegar a Roma, las legiones danubianos de las provincias de Tracia y Mesia aclamaron a Vespasiano como emperador en agosto y encabezaron la invasión de Italia al mando de Marco Antonio Primero. En octubre las fuerzas de Primero obtuvieron una aplastante victoria sobre el ejército de Vitelio en la segunda batalla de Bedriacum.     Rodeado de enemigos, Vitelio hizo un último intento de ganarse el apoyo de la ciudad, sobornar y prometió poder a quien hizo falta. Mientras tanto, los ejércitos del Danubio estaban cada vez más cerca. Ante la inminente amenaza, Vitelio trató de ganar tiempo y envió a unos emisarios acompañados por vírgenes vestales para negociar una tregua e iniciar conversaciones de paz. Al día siguiente, los mensajeros volvieron con la noticia de que el enemigo estaba a las puertas de la ciudad. Vitelio se dispuso entonces a esconderse y huir, pero antes decidió hacer una última visita al palacio. Allí fue asesinado por uno de los hombres de Vespasiano.     El Senado acogió el día siguiente a Vespasiano como emperador. Esto ocurrió el 21 de diciembre del 69, el mismo año que había comenzado con Galba en el trono.

 

 

 

 

La dinastía Flavia (69-96 d. C.):  Esta dinastía de los emperadores sobresalió en el aspecto de la administración y la construcción. Mantuvieron protegidas las fronteras mediante campamentos militares y otorgaron derechos de ciudadanía romana a los habitantes de las provincias del imperio.

 

Vespasiano (69-79 d. C.):  Vespasiano descendía de una familia del orden ecuestre que había alcanzado el rango senatorial durante los reinados de los emperadores de la Dinastía Julio-Claudia. Siendo designado cónsul en 51, ganó renombre como comandante militar, destacando en la invasión romana de Britania (43). Comandó las fuerzas romanas que hicieron frente a la revuelta de los judíos del año 66. Cuando se disponía a sitiar Jerusalén, la capital rebelde, el emperador Nerón se suicidó, sumiendo al Imperio en un año de guerras civiles conocido como el Año de los Cuatro Emperadores. Tras la rápida sucesión y muerte de Galba y Otón y el ascenso al poder de Vitelio, los ejércitos de las provincias de Egipto y Judea proclamaron emperador a Vespasiano el 1 de julio del 69. En su camino hacia el trono imperial, Vespasiano se alió con el gobernador de Siria, Cayo Licinio Muciano, quien condujo las tropas de Vespasiano contra Vitelio, mientras el propio Vespasiano tomaba el control sobre Egipto. El 20 de diciembre, Vitelio fue derrotado y al día siguiente Vespasiano fue proclamado emperador por el Senado.

 

Poca información ha sobrevivido del reinado de Vespasiano después de sus diez años de gobierno. Destaca de su reinado el programa de reformas financieras que promovió, tan necesario tras la caída de la Dinastía Julio-Claudia, su exitosa campaña en Judea y sus ambiciosos proyectos de construcción como el Anfiteatro Flavio, conocido popularmente como el Coliseo Romano. Tras su muerte, el 23 de junio de 79, fue sucedido en el trono por su hijo mayor, Tito.

 

Tito (79-81 d.C.):  Tito, antes de ser proclamado emperador alcanzó renombre como comandante militar al servir a las órdenes de su padre en Judea, durante el conflicto conocido como la Primera Guerra Judeo-Romana (67 - 70). Esta campaña sufrió una breve pausa después de la muerte del emperador Nerón (9 de junio de 68), cuando su padre fue proclamado emperador por sus tropas (21 de diciembre de 69). En este punto, Vespasiano inició su participación en el conflicto civil que asoló el Imperio durante el año de su nombramiento como emperador, conocido como el año de los cuatro emperadores. Tras este nombramiento recayó sobre Tito la responsabilidad de acabar con los judíos sediciosos, tarea que realizó de forma satisfactoria tras sitiar y destruir Jerusalén (70), el templo fue destruido en el incendio. Su victoria fue recompensada con un triunfo y conmemorada con la construcción del Arco de Tito.

 

Bajo el reinado de su padre, Tito recogió recelos entre los ciudadanos de Roma debido a su servicio como prefecto del cuerpo de guardaespaldas del emperador, conocido como la Guardia Pretoriana, y también causa de su intolerable relación con la reina Berenice de Cilicia. A pesar de estas faltas a la moral romana, Tito gobernó con gran popularidad después de la muerte de Vespasiano el 23 de junio de 79 d. C. y es considerado como un buen emperador por Suetonio y otros historiadores contemporáneos.     Lo más importante de su reinado fue su programa de construcción de edificios públicos en Roma (Tito finalizó el anfiteatro Flavio, conocido comúnmente como el Coliseo). La enorme popularidad de Tito también se debió a su gran generosidad con las víctimas de los desastres que sufrió el Imperio durante su breve reinado, la erupción del Vesubio en 79 d. C. y el incendio de Roma el 80 d. C. Tras dos años en el cargo, Tito murió a causa de unas fiebres, el 13 de septiembre del 81 d. C. La gran popularidad de Tito hizo que el Senado lo proclamara como dios. Tito fue sucedido por su hermano menor, Domiciano.

 

Domiciano (81-96 d.C.):  Su juventud y los inicios de su carrera transcurrieron a la sombra de su hermano Tito, que logró un considerable renombre militar durante las campañas de Germania y de Judea de los años 60.

 

Esta situación se mantuvo durante el reinado de su padre Vespasiano, coronado emperador el 21 de diciembre de 69, tras un largo año de guerras civiles conocido como el Año de los Cuatro Emperadores. Al tiempo que su hermano gozó de poderes semejantes a los de su padre, él fue recompensado con honores nominales que no implicaban ninguna responsabilidad. A la muerte de su padre el 23 de junio de 79, Tito le sucedió pacíficamente, pero su corto reinado finalizó abruptamente e inesperadamente a su muerte por enfermedad, acaecida el 13 de septiembre del 81. Al día siguiente Domiciano fue proclamado emperador por la Guardia Pretoriana, su reinado, que duraría quince años, sería el más largo desde el de Tiberio.     Las fuentes clásicas lo describen como un tirano cruel y paranoico, situando entre los emperadores más odiados en comparar su vileza con las de Calígula o Nerón. No obstante, la mayor parte de las afirmaciones sobre él tienen su origen en escritores que le fueron abiertamente hostiles: Tácito, Plinio el Joven y Suetonio. Estos hombres exageraron la crueldad del monarca al efectuar adversas comparaciones con los Cinco Buenos Emperadores que le sucedieron.

 

LOS CINCO BUENOS EMPERADORES (96 - 180 d.C.):  Los Cinco Buenos Emperadores llevaron Roma a su culmen territorial, económico y de poder: Nerva; Trajano, de origen hispano y gran conquistador; Adriano, querido emperador que realizó grandes reformas y visitó numerosas partes del imperio; Antonino Pío; y Marco Aurelio, pensador a la par que defensor de la fronteras.

 

Nerva (96-98 d.C.):  Marco Coceyo Nerva llegó al poder tras la muerte de Domiciano en 96, víctima de una conspiración de la Guardia Pretoriana. Para cuando asumió, Nerva era considerado uno de los políticos más experimentados de Roma, teniendo, a la sazón, 65 años de edad. Nerva había sido testigo de diversas etapas históricas del Imperio, incluyendo la crisis anárquica del Año de los Cuatro Emperadores, por lo que su elección pudo verse motivada por la confianza de sus pares del Senado en que su gobierno, que se preveía corto, sería moderado y restauraría el poder del Senado, mermado seriamente durante la administración de Domiciano, quien vio en la institución un enemigo más para sus intereses. Pronto, el longevo emperador comenzó a enmendar los excesos de la gestión anterior, concediendo amnistías a presos políticos, y liberando senadores, además de devolver propiedades confiscadas a los patricios. Para ganarse el vital apoyo del pueblo romano, alivianó la carga tributaria de los más pobres y repartió 75 denarios a cada ciudadano, además del donativum para la Guardia Pretoriana.

 

Cercano a su muerte, se suscitó una crisis de sucesión, especial preocupación de Nerva, puesto que podría desencadenar otra Guerra Civil. Con el objetivo de ganarse el apoyo de las tropas, con quienes no podía ser carismático. Así, designó como sucesor al general Marco Ulpio Trajano, decisión acertada considerando su popularidad en el Ejército, que jamás simpatizó con Nerva. Finalmente, muere en 98, pero su sabia decisión de adoptar a Trajano aseguró una continuidad de un gobierno progresista y moderado.

 

Cómodo:  A Marco Aurelio le sucedió su hijo natural Cómodo, con el que reaparecerían muchos de los problemas previamente presentes en cuanto a sucesiones e inestabilidad. A la muerte de Cómodo, el Imperio se sumió en una época de confrontación civil, tras la que asumió el trono Septimio Severo, quien instauró la Dinastía Severa.

 

La dinastía Severa (193-235 d.C.) - Septimio Severo (193 - 211):  Tras la muerte de Cómodo el 31 de diciembre de 192, el general Publio Helvio Pertinax asumió el poder, tras pagar un contundente soborno a la Guardia Pretoriana. Debido a la política financiera de Pertinax, que implicó rebajar la paga de los pretorianos, se sublevó la Guardia Pretoriana, y terminó asesinándolo. El rico senador Didio Juliano compró, en una subasta pública, el trono imperial.

 

Tras la llegada de la noticia de la muerte de Pertinax, las legiones del Danubio, el Rin y Germania proclamaron emperador a Septimio Severo. Tras un fugaz y torpe reinado de Juliano, éste fue ejecutado el 1 de junio por orden del Senado. El 9 las tropas de Severo entraban en la capital. Para deshacerse de la influencia de los pretorianos, los invitó a un banquete en que fueron desarmados; los reemplazó por soldados leales a él.     En 194, el gobernador de Siria, Pescenio Níger, se rebela contra Severo, quien terminaría aplastándolo en Issos. En Britania, Clodio Albino amenazó el poder del emperador, al tener a su mando un poderoso ejército; sin embargo, Severo le otorgó un consulado y el título de César, apaciguando los ánimos. Sin embargo, poco después, en 195, Severo se enfrentó a Albino, quien marchó con 40.000 hombres contra Severo, en la Batalla de Lugdunum, en 196, tras la cual vence Severo y se suicida Albino.     Entre 197 y 199, llevó una exitosa campaña contra el imperio parto, tras la cual estableció la provincia de Mesopotamia.     Su gobierno, de marcado carácter militar, tendió a otorgarles favores a los militares, tales como la creación de nuevas legiones, el aumento de su salario y de sus privilegios, lo que redundó en un aumento de su situación social, y la fundación de nuevos colegios militares.

 

Finalmente, emprendió numerosas obras públicas para aumentar la riqueza de Roma. A su muerte, el 9 de febrero de 211, nombró a sus hijos Caracalla y Geta.

 

Caracalla (211 - 217):  Tras la muerte de su padre en 211, el Imperio quedó bajo el gobierno de Publio Septimio Geta, hermano de Caracalla, y éste mismo. Sin embargo, el crudo conflicto entre los hermanos terminó con el suicido de Geta, en 212, tras presiones de Caracalla.     Tras esto, Caracalla se retira de Roma y emprende una serie de campañas militares. En Germania, logró la pacificación de las fronteras. En Alejandría, Grecia, sus soldados saquearon y asesinaron a miles de habitantes, tras una humillación al emperador, lo que acrecentó al odio del pueblo, ya bastante fomentado con la muerte de Geta y las masivas ejecuciones que le siguieron.     En obras públicas, mandaría a construir unas espectaculares termas en Roma que llevan su nombre, y, además, decretó la Constitutio Antoniniana, en el 212, que nombraba ciudadanos romanos a todos los habitantes libres de las provincias.     Durante una campaña contra los partos, el Prefecto del Pretorio, Marco Opelio Macrino, terminaría sublevándose contra él. Con esto, fue asesinado en Partia, tomando Macrino el poder, en 217.

 

Macrino (217 - 218):  Continuó la campaña en Partia, tras auto-proclamarse emperador, y, tras la Batalla de Nisibis, que resultó en empate, pagó a los partos 200 millones de sestercios para conseguir la paz, que sacó, en parte, del sueldo de los legionarios.     Debido a que se proclamó sin el consentimiento del Senado, éste decidió nombrar a un adolescente llamado Vario Ávito (el futuro Heliogábalo) como sucesor de Caracalla. Así, Macrino vio su situación comprometida. En junio de 218, se enfrentó a las tropas que apoyaban a Heliogábalo, derrotándolo.

 

Heliogábalo (218 - 222):  Tras la derrota de Macrino en la Batalla de Antioquía, el 8 de junio de 218, la Legio III Galica, que proclamó a Heliogábalo, lo instaló en el trono gracias a las diligencias de su abuela, Julia Mesa.     Sin embargo, pasaría poco tiempo antes de que las legiones romanas se arrepintieran de haberlo apoyado; su desenfrenada conducta sexual, unida a su devoción por un dios nuevo, generaron amplio rechazo en la sociedad.     Intentó suplantar a Júpiter por el Deus Sol Invictus. Estas conductas, unidas a acusaciones como que se prostituía en el Palacio Imperial, bastaron para que su propia abuela, Julia Mesa, conspirara contra él, apoyada por el pueblo y el Senado romano. Se dice que llegó a casarse 6 veces, con homosexuales. Fue asesinado cuando contaba 18 años, y reemplazado por su primo,

 

Alejandro Severo (222 - 235):  El nuevo emperador, tranquilo y pacífico, terminaría dejando el poder en su madre y abuela, que se dedicaron a reparar los errores cometidos durante la administración de Heliogábalo. Su gobierno fue poco significativo, y, tras una campaña contra los sasánidas, realiza una marcha triunfal en Roma. Durante sus campañas contra los germanos, fue asesinado por sus tropas. Su gobierno marca el último gobierno civil de Roma; con su muerte, se inician 50 años de total anarquía militar en el Imperio y termina la Dinastía Severa.

 

Crisis del siglo III (235-284) - Emperadores ilirios (268-284), El Bajo Imperio (284-395) - Diocleciano y la Tetrarquía (284-395), La dinastía Constantiniana (305-363), La dinastía valentiniana (364-395), La división del Imperio (395-476 / 1453):  El Imperio romano de Occidente es la parte occidental del Imperio romano, después de su división en Occidente y Oriente iniciada con la tetrarquía del Emperador Diocleciano (284-305) y efectuada de forma definitiva por el Emperador Teodosio I (379-395), quien lo repartió entre sus dos hijos: Arcadio recibió el Imperio de Oriente y Honorio recibió el de Occidente.     

 

El fin del Imperio romano de Occidente (395-476):  A principio del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el Oeste por la presión de los pueblos hunos, procedentes de las estepas asiáticas, penetraron en el Imperio Romano. Las fronteras cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma fuese saqueada por visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos se instaló en una región del imperio, donde fundaron reinos independientes. Uno de los más importantes fue el que derivaría a la postre en el Sacro Imperio Romano Germánico.     El emperador de Roma ya no controlaba el Imperio, de tal manera que en el año 476, un jefe bárbaro, Odoacro, destituyó a Rómulo Augústulo, un niño de 15 años que fue el último emperador Romano de Occidente y envió las insignias imperiales a Zenón, emperador Romano de Oriente.     Supervivencia del Imperio romano de Oriente (395-1453), El Imperio restaurado: el Sacro Imperio Romano (800-1806).

 

 

 

753 AC-476 DC

 

 

 

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