La Biblia es el libro que ha sido más vendido que cualquier otro libro, incluso ha sido traducido en casi todos los idiomas. Aunque uno pudiera esperar que después de tanto interés no hubieran preguntas en cuanto a quién es el autor de la Biblia, cómo fue escrita, cuál es su utilidad y cuál es la interpretación correcta; desafortunadamente esto no sucede; porque cuando se llegan a tales preguntas, la gente trata todo, excepto aprender de la información que la Biblia da por sí misma. El resultado obvio al que esto conlleva es confusión de la cual no te puedes deshacer a menos que hagas lo que harías si se tratara de cualquier otro libro, esto es, buscando y confiando en la información que el libro da por sí mismo. El propósito de éste documento sobre preguntas y respuestas, es buscar esa información y de esa manera ya no ser ignorantes de la verdad.
1. ¿Quién es el autor de la Biblia?
Para encontrar la respuesta a ésta pregunta tan importante vayamos a 2 de Timoteo 3:16 que dice:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios...”
La palabra “Escritura” en el pasaje anterior es otro nombre que se le da al libro que hoy conocemos como Biblia. En otras palabras, el nombre que se da a sí mismo el libro del que estamos hablando es “Escritura”. El nombre ”Biblia” viene después. Siempre que quede claro que Escritura y Biblia son sinónimos podremos utilizar ambos términos intercambiablemente.
De esta manera, lo que el versículo anterior nos dice es que toda la Biblia fue dada por inspiración de Dios. La frase “inspirada por Dios” es en realidad una palabra griega “theopneustos”. Esta palabra es a su vez compuesta por “theos” que significa Dios y “pneustos” que significa exhaló. Por lo cual, cuando la Biblia dice que es “theopneustos quiere decir “Dios-exhaló” o sea que salió del aliento de Dios y consecuentemente es un producto de Dios. Entonces: El autor de la Biblia es Dios, quién la exhaló o produjo.
2. ¿Cómo fue escrita la Biblia?
Habiendo visto que Dios es el autor de la Biblia una pregunta obvia es ¿y cómo la escribió? y aunada a ésta una que muchos preguntan: “Si Dios es el autor de la Biblia, ¿cómo es que leo escrito por Pablo, Juan etc.”? De nuevo, no podemos obtener respuestas válidas si no buscamos en el libro. Entonces, 2 Pedro 1:20-21 dice:
“entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. “
Antes de que examinemos este pasaje, tenemos que asegurarnos de que entendemos completamente lo que “profecía de la escritura” significa. La razón por la cual decimos esto es porque hoy en día la palabra profecía se utiliza para la predicción de cosas. Sin embargo, este no es el único uso bíblico para esta palabra. Bíblicamente hablando “profetizar” significa decir cosas que vienen directamente del campo espiritual. Si lo que se habla, es sobre el futuro o no, es irrelevante.
Habiendo aclarado lo que “profecía” significa, fácilmente podemos entender lo que “profecía de la escritura” quiere decir: La suma de las diferentes profecías que la componen. Así que, lo que 2 de Pedro dice es que ninguna parte de la Biblia viene de la voluntad de hombre, quiere decir que por ejemplo: No fue Pablo el que un día decidió sentarse y escribir Efesios; si hubiera sido así, hubiera sido escrita por voluntad de hombre, lo cual la Biblia descarta. Para encontrar cómo Pablo y los demás hicieron sus contribuciones a la Biblia no tenemos más que continuar leyendo en el mismo pasaje, la respuesta está en la segunda parte del versículo 21 que dice: “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. “ Por lo tanto, ¿quién escribió la Biblia? Los santos hombres de Dios. ¿Cómo fue escrita? Al ser inducidos por Dios quien es el Espíritu Santo. Y si quieres saber cómo Dios los indujo, Gálatas nos da la respuesta en el caso de Pablo, el cual es lo mismo para todos los demás:
“Más os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. “
La manera en que Dios los indujo no fue mediante posesión, porque Dios nunca posee, 1 Corintios 14:32-33.
“Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos,”
En cambio, fue mediante revelación, en otras palabras, Dios le dijo a Pablo qué escribir y Pablo se sentó y lo escribió. Por tanto, ¿quién escribió Gálatas? Pablo. ¿De quién son las ideas y la firma que lleva Gálatas? De Dios. Por lo cual, Dios es el autor.
¿Qué fue lo que hombres como Pablo y los demás contribuyeron a la Biblia? Fueron escritores que escribieron, valga la redundancia, lo que el autor, Dios, les dijo. Por eso la Biblia, aunque fue escrita por muchos, tiene uno y el mismo autor DIOS. Es como un director y la secretaria, ella escribe lo que el director le dice. ¿Quién escribe? La secretaria. ¿De quién son las ideas? Del director. Y como director puede tener muchas secretarias, del mismo modo Dios tiene muchos escritores que escriben lo que Él quiere.
Para concluir: Toda la Biblia o Escritura es “exhalada por Dios” y fue escrita por gente que fue inducida por Dios, esto es, por revelación.
3. ¿Cuál es la utilidad de la Biblia?
Una vez más, para poder obtener respuestas válidas solamente hay que buscar en el libro, entonces, 2 Timoteo 3:16 dice:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios [esto es “exhalada por Dios”], Y ÚTIL...”
El primer dato informativo que obtenemos en cuanto a la utilidad de la Biblia es que la Biblia es sin duda productiva. Leyendo un poco más, veremos también cuál es su productividad:
2 Timoteo 3:16-17
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
3.1 “Por doctrina”.
Lo primero para lo que la Biblia es útil es doctrina o enseñanza. Esto es especialmente importante, puesto que cuando se trata de Dios, la gente normalmente sigue la enseñanza de las tradiciones o la enseñanza de lo que la sociedad considera como “la fuente correcta de la enseñanza religiosa”. Por lo tanto, para muchos la enseñanza acerca de Dios proviene del sacerdote, la familia, la escuela, etc. No hay problema con ninguna de estas fuentes, Sí enseñan lo que la Biblia dice. Desafortunadamente, con frecuencia esto no sucede, en esos casos la enseñanza recibida a través de estas fuentes puede que sea religiosa o sincera pero INCORRECTA, porque no está de acuerdo con lo que Dios enseña en la Biblia.
Un ejemplo de la Biblia usado para enseñar es el tema de la salvación. La respuesta que la Biblia da sobre esto es muy clara: Romanos 10:9, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo". Además: Efesios 2:8-9, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; NO por obras, para que nadie se gloríe.”
Más claro no se puede afirmar, que para ser salvo, lo que necesitas no son buenas obras, sino creer que Jesús es el Señor y Dios lo levantó de los muertos. Si tu escuela, tu pastor, tu familia están a favor de algo más, ¿las enseñanzas de quién vas a seguir? ¿La enseñanza de la Biblia o la enseñanza de varios hombres quienes quieran que sean? Yo prefiero la enseñanza de la Biblia, porque la Biblia es útil para enseñar.
3.2 “Para reprobación”.
Además de enseñar, la Biblia es útil también para reprobar y corregir. Esto significa que la Biblia es capaz de decirnos si estamos equivocados y dónde estamos equivocados. Por lo tanto, si yo creyera que soy salvo por obras, o por creer más algunas buenas obras, o por yo no sé qué más, excepto por creer que Jesús es el Señor y Dios lo levantó de los muertos, lo que necesitaría es reprobación y corrección. El verso anterior de Romanos 10:9 es otra vez útil para este propósito, puesto que si no creí lo que dice, me dice que estoy equivocado, afirmando lo correcto. Además de enseñarme, me reprueba y corrige, todo en el mismo versículo. Otro ejemplo es Efesios 4:31: Efesios 4:31, “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.”
Si estoy amargado, enojado etc. la Biblia me dice que estoy equivocado y ¿sabes por qué? No porque la sociedad o el sistema moral del mundo lo definen como equivocado, sino porque DIOS en Su Palabra lo define como incorrecto. Para saber lo que está bien o mal no necesitas saber y seguir el sistema moral del mundo, lo que necesitas saber y seguir es la Palabra de Dios.
3.3 “Para corrección”.
Otra de las cosas para lo que la Biblia es útil es para corrección. Corrección es siempre el elemento necesario para cualquier reprobación. Con la reprobación vemos lo que hacemos mal, mientras que con la corrección sabemos qué es lo correcto que se debe hacer. En el caso de Efesios 4:31 basta con leer más adelante en el siguiente versículo para recibir la corrección después de la reprobación. Así Efesios 4:32 dice: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Todo esto en lo que la Biblia es productiva, como mencionábamos: Enseñar, reprobar, corregir, la hace útil para instruir en rectitud o como se leería en griego “para entrenamiento en rectitud”.
3.4. “A fin que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
La razón por la cual Dios dio la Biblia, a pesar de ser útil para todo lo anterior, es para que el hombre de Dios sea PERFECTO. Esto significa que tú no puedes ser perfecto, más que poniendo por obra lo que la Biblia dice. El pasaje también nos dice que la Biblia nos fue dada para que el hombre de Dios fuera “enteramente preparado para toda buena obra”. Las buenas obras a las cuales aquí se refiere, nos son las buenas obras que TÚ has preparado para Dios. Para Él las únicas obras realmente buenas son “las buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:10). Lo que necesitas para estar listo y enteramente preparado es el libro de texto de Dios: La Biblia.
4. ¿Cuál es la correcta interpretación de la Biblia?
Habiendo respondido ya las tres preguntas más básicas en cuanto a la Biblia, podemos avanzar un paso más y examinar otra importante pregunta que ha sido motivo de gran confusión; esta pregunta se refiere a la interpretación de la Biblia. La necesidad de una respuesta correcta a esta cuestión se demuestra por el hecho de que hay cientos de denominaciones, las cuales alegan seguir lo que la Biblia dice y aun así tienen grandes diferencias entre sí. Como con las preguntas anteriores, tenemos que ir a la Biblia para ver lo que plantea en cuanto a su interpretación.
La responsabilidad de cada cristiano en cuanto a la interpretación de la Palabra de Dios viene en 2 Timoteo 2:15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad."
La palabra de verdad es la Palabra de Dios, esto es, la Biblia. Como el verso anterior nos dice, nosotros somos responsables ante Dios de “dividir” correctamente Su Palabra. La palabra griega que traduce “dividir correctamente” en la versión “New King James” es “orthotomounta”, la cual a su vez está compuesta por el sustantivo “orthos” que significa “perfectamente correcto o derecho” y el verbo “tomo” que significa “cortar”. Así “orthotomounta la palabra de verdad” significa “corta perfectamente bien la palabra de verdad”. Ahora, para Dios pedirnos cortar perfectamente bien Su Palabra, significa que no puedes tener 3 o aún 2 cortes y que todos ellos estén perfectamente bien, esto equivaldría a multiplicar diferentes interpretaciones de la Palabra de Dios y por consiguiente contradicciones. Este hecho es imposible por definición de la Biblia como la Palabra del Único Perfecto Dios. Para saber lo que es cortar perfectamente bien la Palabra de Dios no tenemos más que leer un pasaje que examinamos anteriormente:
2 Pedro 1:20-21: “entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
Ya sabemos que “profecía de la Escritura” significa toda la Escritura, esto es, la Biblia. De acuerdo al pasaje anterior nada en la Biblia proviene de interpretación privada. Ahora, puesto que interpretación privada queda excluida, la única alternativa es que la Biblia se interpreta a sí misma, esto es, se “auto-interpreta”, esto significa que no nos es permitido ir a la Biblia y dar nuestra propia interpretación, en cambio estamos obligados, si queremos presentarnos ante Dios aprobados, a seguir la interpretación que la Biblia da por sí misma. En otras palabras, tú no eres el que define el corte perfectamente correcto de la Palabra de Dios. Es la Biblia la que se ha definido por sí sola interpretándose a sí misma. Tu responsabilidad ante Dios es encontrar ese corte perfectamente correcto. Sin embargo, la respuesta a la cuestión: “¿cuál es la correcta interpretación de la Biblia?” es: La interpretación que la Biblia da por sí misma. Sí la interpretación está de acuerdo o no con la denominación o las tradiciones no debe tener importancia alguna para ti. Lo que debe importarte es estudiar el cómo mostrarte aprobado ante Dios y para esto debes buscar la interpretación que la Biblia da por sí misma.
5. La importancia de la exactitud ilustrada en dos ejemplos.
Ya hemos visto que la Biblia es La Palabra de Dios y fue dada directamente por revelación de Él. Esto demuestra que cualquier alteración, agregado, supresión y distorsiones en general degradan la Palabra de Dios y hacen que ya no sea Palabra de Dios. Lo mismo aplica para divisiones equivocadas de la Palabra: tú tienes Palabra de Dios hasta el punto donde la hayas dividido correctamente. Más adelante presentaremos dos ejemplos que aclararán la importancia, así como las consecuencias de cometer errores, al buscar dividir correctamente la Palabra de Dios.
5.1 Eva y el diablo.
El primer ejemplo es desde el principio de la historia del hombre. Dios ya había hecho al hombre dándole poder sobre toda la tierra (Génesis 1:28) y poniendo solo una restricción sobre él. Veamos Génesis 2:16-17: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”
Esto es lo que Dios dijo, la Palabra de Dios. Veamos el capítulo 3. Génesis 3:1: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?“
En este versículo la serpiente, que es otro nombre para el diablo, tienta a la mujer. Como podemos ver, no reveló su verdadera cara desde el principio, en cambio, empezó con una pregunta: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?“ ¿Sabía lo que Dios había dicho? Desde luego que sí. Sin embargo, trata de poner dudas al respecto en la mente de la mujer. Esta estrategia no ha cambiado para nada, es más, ¿cuánta gente ha venido a través de los siglos pasándose la vida entera tratando de retar a la gente de Dios sobre lo que Dios dice, exactamente como el diablo lo hizo? y siempre van a conseguirlo, mientras la gente de Dios sea imprecisa en lo que sabe acerca de la Palabra de Dios. Por eso se necesita dividir correctamente y saber exactamente lo que la Palabra de Dios dice. Desafortunadamente la mujer no lo hizo así. Veamos su respuesta en los versos 2 y 3:
Génesis 3:2-3: “Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.”
A primera vista, lo que la mujer dice parece ser muy exacto, sin embargo una simple comparación con lo que Dios dijo fácilmente prueba que no lo es, de hecho mientras ella dijo: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer” Dios dijo: “De todo árbol del huerto podrás comer;”. Ambos enunciados parecen iguales, pero no son lo mismo. Cuando Dios dijo que todo árbol del huerto podían comer (excepto del prohibido), fue mucho más tajante que lo que Eva dijo. Ahora tu tal vez dirás: “Ay, no es nada. No importa”, pero si no importa, ¿entonces porqué lo dijo Dios? Todo lo que Dios dice es importante.
Cada palabra de la Biblia está ahí porque Dios así lo quiso, por lo cual es igualmente Palabra de Dios. Regresando a Eva, su omisión fue solo el comienzo, en el verso 3: “pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. “ ¿Era eso realmente lo que “Dios había dicho”? No, porque Él nunca dijo: “ni le tocaréis”. Además, Él simplemente no dijo “para que no (probablemente, alguna vez) muráis” sino que estipuló tajantemente que “el día (en aquel mero día) que de él comieres, ciertamente morirás.” Así, puesto que Dios, que siempre está en lo correcto, lo dice, algo tuvo que morir aquel día. Pero mira lo que la mujer hizo: inicialmente omitió una palabra, luego agregó una frase, finalmente quitó el énfasis de lo que Dios había dicho. Por lo tanto, lo que dijo no fue más que una distorsión de la Palabra de Dios. Ahora, cuando el diablo vio que la mujer estaba equivocada en lo que sabía de la Palabra de Dios enseñó su verdadera identidad: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;” observa la contradicción en cuanto a lo que Dios dijo: “ciertamente morirás”. El diablo dijo: “No moriréis” ¿No es interesante ver cómo el intercambio de tan solo una palabra lleva a toda una contradicción de lo que dice la Palabra de Dios? Puede que digas que hoy en día esto ha cambiado, pero no es así. Por ejemplo, por miles de años Dios dijo: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;... no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9). Sin embargo, para millones de personas es exactamente lo opuesto: “por obras”. ¿Adivina quién fue el que hizo el “no por obras” inexistente para todas esas personas? El mismo que intercambió el “ciertamente” por el “no” en Génesis 3. Desafortunadamente, este no es el único ejemplo de la división incorrecta de la Palabra de Dios. Hay muchos otros igualmente serios que se deberían haber evitado si en lugar de seguir las diferentes tradiciones, dividimos correctamente la palabra de Dios.
5.2 Jesús y el diablo.
Después del triste ejemplo anterior, vamos a examinar algo más agradable en Mateo 4:1-11: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.”
Antes de que digamos cualquier cosa, ¿cómo crees que el diablo le habló a Jesucristo aquí? Por muchos años, debido a influencia religiosa, solía pensar que un ser de piel oscura con dos cuernos está hablando aquí. ¿Pero dónde en la Biblia se describe un ser así? En ningún lado. De acuerdo a la Biblia, el diablo es un ser espiritual, un ángel caído que no tiene sustancia material. ¿Cómo pues el diablo habló aquí? La respuesta es obvia: mediante revelación. Si de algún modo se las arregló para hacerlo con Jesucristo, de la misma manera seguramente lo hará con nosotros. Por lo cual, no es suficiente con que algo venga del terreno espiritual, debe venir también del lado correcto del terreno espiritual. Algo que viene de Dios está siempre alineado con la Biblia y siempre es una bendición en el corto, mediano y largo plazo. Algo que viene del diablo tarde o temprano terminará en lágrimas, confusión y contradicciones en cuanto a lo que la Palabra de Dios dice. Resulta innecesario decir que este error hubiera sido evitado si no le hubiera dado tanta importancia a mis propias ideas en cuanto a la Biblia. Además, me hubiera evitado los problemas que el diablo me causó explotando mi ignorancia.
Regresando a nuestro ejemplo, observa que el patrón que el diablo sigue, es el mismo que en el ejemplo anterior. Una vez más trata de retar a lo que Dios dice, lo cual era que Jesús es el Hijo de Dios (Mateo 3:17). ¿Sabía el diablo que Jesús era el Hijo de Dios? Seguro que lo sabía, pero lo que estaba tratando era de hacerlo dudar en cuanto a su propia identidad. ¿Cómo le respondió Jesús? Veamos en Mateo 4:4 que dice: “El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Jesús sabía que para enfrentar la tentación, lo que necesitaba era la Palabra de Dios. Mira qué astuto era: sus primeras palabras fueron: “Esta escrito...” y citó el pasaje de la Biblia adecuado a la tentación. Así fue cómo venció al diablo, y así es cómo tú y yo lo podemos vencer también.
El diablo, habiendo fallado en la primera tentación continúa con una segunda más. El patrón es el mismo: Mateo 4:5-6: “Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: “A sus ángeles mandará acerca de ti, y En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.”
Como el pasaje anterior pone en claro, el diablo también puede usar la Biblia, sin embargo, la usa engañosamente. Lo que el diablo citó es el Salmo 91:11-12, si comparas este pasaje con lo que el diablo citó, verás que omitió la frase “en todos tus caminos”. Además, intencionalmente hizo una interpretación privada o personal de la Palabra de Dios pidiéndole a Jesús que se echara abajo, cuando dijo: “... está escrito”. Este es un ejemplo del tipo de conclusiones a las que uno puede llegar si se divide incorrectamente la palabra de Dios. Observa ahora cómo Jesucristo reaccionó: Mateo 4:7: “Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.”
Jesucristo dividió la Palabra de Dios correctamente. Tú no puedes tomar un punto (lo que te conviene) de la palabra de Dios y dejar fuera los otros puntos que componen a un determinado tema.
Así, dejando que la escritura se interprete a sí misma, Jesucristo venció al diablo una segunda vez, pero éste insistió: Mateo 4:8-9: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.”
Aquí el diablo se juega su última carta, lo da todo y pide directamente adoración. Veamos la reacción de Jesucristo: Mateo 4:10: “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”
Mucha gente dice: “Vete Satanás” cuando sienten su presión y presencia, pero Jesucristo no paró ahí, también agregó: “ESTÁ ESCRITO...” declarando exactamente lo que la Palabra de Dios dice sobre el objeto de adoración. El resultado de la táctica de Jesucristo la vemos en el verso 11: Mateo 4:11: “El diablo entonces le dejó”
¿Crees que el diablo le hubiera dejado si Jesucristo no lo hubiera enfrentado de la manera en que lo hizo? Yo no lo creo. Como en Santiago 4:7 dice: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
El ejemplo de Jesucristo, nos dice que para resistir al diablo debes de saber exactamente y aplicar con consistencia la Palabra de Dios. Eva no lo hizo, los resultados son bien conocidos. Tú y yo tenemos que determinar lo que tenemos que hacer. ¿Dividiremos correctamente la Palabra de Dios independientemente de doctrinas de hombre y denominaciones o seguiremos las tradiciones hechas por el hombre? En cuanto a Dios se refiere, no hay más que una opción correcta: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).