EL TIEMPO HISTÓRICO
La Historia estudia la vida de los hombres a lo largo del tiempo, desde la aparición de los primeros seres humanos hasta nuestros días.
Para medir el tiempo es necesario establecer un año que nos sirva de referencia. En la cultura occidental el tiempo histórico se ha medido a partir del nacimiento de Cristo; así hablamos de la época de antes de Cristo (a. de C.) y de la época de después de Cristo (d. de Cristo). Sin embargo otras culturas tienen como año de referencia otro distinto, como es el caso de los musulmanes que consideran nuestro año 622 como el año uno, la Hégira (la huida). Año en el que Mahoma (el profeta) tuvo que abandonar la ciudad de La Meca.
Los principales datos que se utilizan para reconstruir la Historia son textos escritos de épocas pasadas. En este libro encontrarás algunos de ellos. Pero sabed que la mayor parte de la vida de nuestros antepasados se desarrolló en el período en que el hombre aún no había inventado la escritura, por lo que ha de ser reconstruida a partir de los escasos restos materiales que se han conservado. Ese período, que comprende muchos miles de años, recibe el nombre de Prehistoria.
La Historia propiamente dicha comienza con la aparición de la civilización y de la escritura, hace unos cinco mil millones de años. La Historia ha sido dividida en cuatro edades para facilitar su estudio (en occidente): Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea.
Conocer la vida de nuestros antepasados presenta dificultades, ya que no podemos plantear preguntas a nuestros antepasados y cuanto más lejana es la civilización menos información podemos encontrar. Los datos que nos permiten reconstruir el pasado del hombre se denominan fuentes históricas. Y se dividen en dos tipos:
Escritas, que pueden ser directas, si se trata de documentos escritos en esa época o indirectas si fueron elaboradas en un periodo posterior.
Arqueológicas, que son los restos materiales, como fósiles, instrumentos, cerámica, retos de edificios...
Se llama arqueología al método de reconstrucción del pasado mediante la búsqueda de restos materiales. Es fundamental para estudiar a aquellas poblaciones en las que desconocían la escritura. Las excavaciones permiten sacar a la luz gran cantidad de datos sobre el pasado del territorio. Un yacimiento es como un libro.
LA PREHISTORIA
La Prehistoria se ha dividido en Paleolítico y Neolítico, siendo el Mesolítico un período de transición entre ambos.
Paleolítico
Es la etapa más larga de la historia de la humanidad (2.000.000-10.000 a de C.) Esta etapa se divide en tres: Paleolítico Inferior, Paleolítico medio y Paleolítico superior.
El hombre del Paleolítico se caracteriza por ser nómada y por tener una economía depredadora, basada en la caza y en la recolección.
Esta es la etapa más larga de la historia de la humanidad.
Es un periodo de alternancia climática en el que se produjeron glaciaciones o clima polar y clima templado o períodos interglaciares.
Mesolítico (o edad de la piedra)
Transcurrió entre el 10.000 y el 7.000 a. de C. En esta etapa de transición entre el Paleolítico y el Neolítico el cambio climático provocó la escasez de la caza y la desertización progresiva, factores que influyeron en la evolución del hombre hasta convertirlo en sedentario y agricultor. Es decir, el inicio del Neolítico.
Neolítico (o edad de piedra nueva)
En este período el hombre comienza a trabajar la tierra y a domesticar algunas especies animales. Con ello obtuvieron más alimentos y la población creció. El hombre pudo tener una vida más estable. Los primeros restos de poblados neolíticos se sitúan en el Próximo Oriente (6.000 a. d C.) y se sabe que aquí comenzó la agricultura. En esta misma región fue donde comenzaron a domesticar a algunos animales como la oveja, la cabra, el cerdo o el asno. Al establecerse comenzaron a tener más tiempo libre que podían dedicar a otras actividades como la artesanía. Trabajaban la piedra y la madera, y más tarde realizaban utensilios de alfarería (donde podían cocer los cereales que cultivaban). En las tierras más fértiles y en los años de buenas cosechas la aldea no consumía todo lo que producía. El excedente de la producción podía cambiarse por algún artículo del que carecieran. Así fue como surgieron las primeras relaciones comerciales, por medio del trueque, es decir, del cambio directo de un producto por otro que se considera de igual valor.
Dentro de esta etapa de la Prehistoria se encuentra la edad de los metales: aparece el cobre (3.000 a de C.), el bronce (2.000 a. de C.), y el hierro (1.000 a de C.) en Europa occidental y central.
LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES
¿Qué es la civilización? Es un tipo de sociedad más compleja que las comunidades neolíticas que comenzó a surgir a partir del IV milenio a. de C. Sus principales características eran las siguientes:
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Una parte de la población vivía en ciudades y no se dedicaba al cultivo de la tierra.
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La producción agrícola había de ser, por tanto, suficientemente abundante, como para proporcionar un excedente que permitiera alimentar a ese sector no agrario de la población.
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Existía un intercambio de productos entre el campo y la ciudad.
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Había una división del trabajo: unos eran campesinos, otros artesanos, comerciantes, sacerdotes, guerreros, comienzan a trabajar la metalurgia (cobre y posteriormente bronce)...
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No todas las ocupaciones tenían la misma consideración social. Un pequeño grupo de poderosos se destacaba del resto por su autoridad religiosa o militar, y por haberse convertido en propietarios de grandes extensiones de tierras.
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Para contabilizar los ingresos de los poderosos y para fijar las formulas religiosas empezó a usarse la escritura. Su conocimiento era signo de distinción social.
Fue en el Medio Oriente donde se produjo el tránsito hacia las primeras civilizaciones.
Estas primeras civilizaciones surgieron en los valles de algunos ríos: Egipto, Mesopotamia, India y China. Se denominan civilizaciones fluviales porque dependían estrechamente de los ríos, para su agricultura y para sus comunicaciones.
En el IV milenio a. de C. comenzó el desarrollo de la civilización mesopotámica, en la llanura de los ríos Éufrates y Tigres, y de la civilización egipcia, en el Valle del Nilo.
EGIPTO
Los numerosos restos arqueológicos y documentos escritos hallados en Egipto, nos han permitido conocer aspectos de la vida de aquellos hombres que crearon una civilización de las más antiguas y duraderas del mundo, la cual perduró independientemente hasta el I milenio a. de C.
Por sus condiciones geográficas, Egipto hubiera sido un país totalmente árido y desértico, de no ser por la acción del Nilo que gracias a sus periódicas inundaciones entre julio y septiembre provoca una extraordinaria fertilidad en sus márgenes, lugar donde se asentó una floreciente civilización.
Es precisamente esa la causa de que la base de la economía egipcia sea la agricultura, una agricultura de carácter diversificado. Las tierras trabajados por los campesinos son del faraón, quien las cede a sus súbditos a cambio de tributos. Se sabe que también florecieron la artesanía y el comercio. En la primera destaca la producción de cerámicas y papiros. En cuanto al comercio, hay que señalar que fue activo, exportando trigo, telas y alfarería e importando materias primas como la madera y ciertos metales. Todas esas operaciones mercantiles disponían de un buen sistema de transportes, utilizaban las largas caravanas que atravesaban el desierto y las navegaciones. Empleaban en sus transacciones notables técnicas de contabilidad. Sin embargo carecen de moneda y se sirven del trueque o acción de cambiar una cosa por otra.
La sociedad egipcia presenta una fuerte jerarquización por estamentos sociales:
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En la cúspide de la sociedad se hallaba el faraón, dueño de todas las tierras. Y un doble poder, tanto en lo material como en lo espiritual. Por lo que se daba un sistema de poder autoritario, basado en la creencia religiosa: el faraón era el hijo de Dios. Por lo que merecía la adoración y obediencia absoluta, concentrándose en su persona los poderes económico, político y religioso.
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Por debajo se hallan los nobles y los sacerdotes, quienes recibían del faraón grandes donaciones de tierras, participando en la tarea de gobierno.
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Los escribas, eran funcionarios públicos, comerciantes y campesinos. Tenían muy pocos privilegios sociales.
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Los esclavos se encontraban en el último lugar de la escala, quizá era el sector más numeroso de la población, cuya vida y el producto de su trabajo pertenecían íntegramente al amo.
Los egipcios fueron una sociedad muy religiosa. Al ser una sociedad agrícola y ganadera no es de extrañar que sus numerosos dioses sean divinaciones de elementos de la Naturaleza: Ra, el sol; Seth, dios de las tinieblas; Isis, diosa de la fecundidad de las tierras.
Creían que adorando a los dioses conseguirían la inmortalidad, ya que el alma de difunto se presenta nada más abandonar el cuerpo ante el tribunal del dios Osiris, donde es interrogada y juzgada. Si la sentencia es favorable puede regresar al cuerpo, a condición de que se halle en buen estado; de ahí el sumo interés por el embalsamiento y la momificación de los cadáveres para la religión egipcia. A fin de facilitar dicho viaje, los sacerdotes vendían fórmulas escritas en papiros.
Los egipcios aseguraban la perduración de sus construcciones funerarias y templos (construidos para dioses o muertos; debían de ser eternas) gracias al uso de piedras de gran tamaño. Contrariamente sus construcciones eran de ladrillo (material menos consistente al paso del tiempo).
GRECIA
Un pueblo de la Antigüedad, es el griego, el cual ha servido de modelo a la civilización occidental desde el Renacimiento. Los restos que conservamos de esta civilización son mucho más numerosos y complejos que los de las civilizaciones del Oriente Medio. Existen abundantes restos arqueológicos del mundo griego clásico y sobre todo conocemos muchos textos escritos en una lengua, el griego clásico, perfectamente conocida y estudiada desde la época en que fueron escritos hasta nuestros días. Los textos y restos arqueológicos nos dan una visión muy completa de los griegos a partir del siglo VIII a. de C. Pero hay constancia de que fue a partir del segundo milenio a. de C. cuando los griegos llegaron del norte en sucesivas invasiones.
A los primeros que llegan se les da el nombre de aqueos. Eran guerreros todavía bárbaros que arruinaron a finales del siglo XV a. de C. la civilización que se desarrollaba en la isla de Creta. A partir de esta fecha los Aqueos desarrollaron una brillante civilización en el Peloponeso (Grecia). Allí se levantó la más poderosa de las ciudades aqueas: Micenas.
Nuevos invasores que descendían del norte vencieron a los aqueos. Eran los Dorios, que conquistaron Grecia en el siglo XII a. de C., gracias a la superioridad militar de sus armas de hierro•. Su invasión fue terrible por las destrucciones que acarreo y numerosos Aqueos, huyeron hacia las costas de Asia Menor.
Grecia estaba dividida políticamente en múltiples estados independientes, a los que los griegos llamaban polis, palabra que podemos traducir por ciudad-estado. La ciudad griega estaba constituida por un grupo de hombres que habitaban un territorio pequeño que comprendía el núcleo urbano y el campo. Esos hombres obedecían todos las mismas leyes y adoraban a los mismos dioses.
Entre las diversas polis había grandes diferencias, tanto en la vida corriente como en la vida política. Algunas, como Esparta, estaban gobernadas por familias influyentes, eran aristocracias. Otras, como Atenas daban a sus ciudadanos las posibilidad de participar en el gobierno, eran democracias.
Cada ciudad buscaba la manera de dominar a las otras; por lo que a menudo se producían guerras entre ellas.
A pesar de las permanentes rivalidades se sentían unidos por una civilización común y se denominaban a sí mismos helenos, y daban el nombre de bárbaros a los habitantes del resto del mundo.
Del s. VIII al s. VI a. de C. numerosos griegos dejaron sus ciudades y se dirigieron a fundar ciudades nuevas por todos los rincones del mar Mediterráneo. Se denominaban colonias.
Los griegos abandonaban su patria por muchas razones:
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Las tierras que cultivaban eran pobres e insuficientes para una población en crecimiento.
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La mayor parte del suelo pertenecía a las familias ricas.
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Sus dominios pasaban íntegros al primogénito.
Los colonos elegían en las riberas del mar una llanura fértil y un lugar favorable para establecer un puerto. En su nueva ciudad conservaban los dioses y las leyes de su antigua ciudad o metrópoli, pero se mantenían independientes de ella. Cultivaban su tierra y enviaban los excedentes de trigo y ganado a su metrópoli. Esta les mandaba vino, aceite y objetos manufacturados. Así surgió un intenso comercio.
El comercio entre la metrópolis y sus colonias fue una fuente de riqueza para todos los griegos. Y se vio favorecido por el uso creciente de la moneda, inventada recientemente.