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LOS ESCRITOS DE JOSEFO

 

 

ANTECEDENTES DE LA CONTRIBUCIÓN DE JOSEFO AL NUEVO TESTAMENTO

 

Áreas Generales de Contribución

 

Josefo nació en Jerusalén en 37/38 D.C. y se convirtió en historiador escribiendo principalmente acerca de la gente Judía hasta su muerte, cerca del 100 D.C. Aún existen manuscritos originales de cuatro de sus obras: 1) La Guerra de los Judíos; 2) Las Antigüedades de los Judíos; 3) Vita (vida) y 4) Contra Apión. Estas obras nos proporcionan un conocimiento sobre la era del Nuevo Testamento que de otra manera no tendríamos. En resumen, Josefo ha contribuido a nuestra comprensión de los antecedentes sociales, políticos, históricos (incluyendo datos cronológicos) y religiosos del Nuevo Testamento.

 

Ejemplos Específicos

 

1. Los Asmoneos

 

Josefo habla acerca de la línea Asmonea, incluyendo personas tales como Judas ben Matatías (Ant. 12. 6. 1-4); Judas el Macabeo (Ant. 12. 7-11); Juan Hircano I (Ant. 13. 8-12); Aristóbulo I (Ant. 13. 10. 1-3); Alejandro Janeo (Guerra 1.4, 5; Ant. 13. 12-16); Salomé Alejandra (Ant. 13. 14. 1, 5, 6); Hircano II (Ant. 14. 1-4, 8; Aristóbulo II (Ant. 13. 16-14. 1, 3, 6, 7) y, por supuesto, Mariamma (Guerra 1. 12, 22); Herodes el Grande y varios otros.

 

Estas personas, a través del relato de Josefo de sus vidas, juegan un papel significativo en ayudarnos a comprender cómo el alto sacerdocio era visto en los años que antecedieron a la venida de Cristo, y su relación con las sectas emergentes en Israel, tales como los Fariseos, los Saduceos, etc., y nos iluminan aún más el clima político, espiritual en Israel en esos tiempos.

 

2. Herodes el Grande y Su Familia

 

Josefo tiene mucho que decir acerca de los antecedentes de Herodes el Grande, al igual que de él y su familia después de él. Unos pocos elementos han sido seleccionados para discusión.

 

a. Herodes era una persona competente, hábil en la cacería, en montar a caballo, disparar una flecha, ganar en combate, etc. (Guerra 1. 21. 13.). De descripciones tales como ésta, podemos comprender cómo él pudo escapar de ser capturado por los Partianos, y luego, de conducir a las tropas romanas de regreso a Judea, derrotar a los Partianos y obtener el control de la tierra. Es bastante razonable comprender entonces cómo él fue rey de los Judíos como afirman los escritores del Evangelio (Mateo 2:1; Lucas 1:5). Es también interesante notar que, de acuerdo con Josefo, Herodes fue instituido como rey de Judea por decreto de César Augusto (Guerra 1. 20).

 

b. El vínculo de Herodes con el reino de César nos ayuda también a datar los eventos del Nuevo Testamento descritos por los escritores del Evangelio. Por ejemplo, generalmente hablando, Herodes murió después de 33 años de servicio a Roma, en el 4 A.C. y Cristo nació justo alrededor de la misma época, un poco antes, quizá en el 4 o 5 A.C. (cf. Mateo 2:1 y 2:16). Muchas otras fechas son aseguradas por Josefo con respecto a los gobernadores romanos.

 

c. Fue un constructor incansable, como evidencia Josefo (Guerra 1. 21) y fue de hecho responsable por la reconstrucción del templo Judío a costa de un nada despreciable costo personal (Guerra 1. 21. 1). Debido a que fue hecho en el año quince de su reino (ca. 18 B. C.) sabemos ahora la edad del Templo del que se habla en los relatos del Evangelio (aproximadamente 48-50 años).

 

d. Determinado a incrementar su poder y esfera de gobierno, hizo matar a Hircano y así eliminó cualquier amenaza al trono (Guerra 1. 22. 1 (433)).

 

e. Herodes se hizo cada vez más tirano cerca del final de su carrera (Ant. 16. 11. 8; Guerra 33). Esto puede haber preparado el marco para la masacre de los niños registrada en Mateo 2:16. Herodes ciertamente era, de acuerdo con Josefo, no únicamente capaz de tan horrible crimen, sino que era de hecho inclinado a tales actos infames. Nota: Parece que este terrible evento no aparece registrado en Josefo.

 

f. Parece, según Josefo, que Arquelao, hijo de Herodes, quien asumió el liderazgo como etnarca de Judea, Samaria e Idumea en el 4 A.C. (después de la muerte de Herodes), era de carácter similar al de su padre. Josefo dice que “Arquelao tomo posesión de la etnarquía, y usó no solo a los Judíos, sino a los Samaritanos también, bárbaramente”, (Guerra 2. 7.3) con el resultado de que los Judíos se quejaron ante César y Arquelao fue desterrado a Viena, a la ciudad de Gaul (Ant. 17. 13). Esta descripción de Arquelao podría explicar por qué José y María, a su regreso de Egipto y al escuchar que Arquelao reinaba en lugar de su padre, tuvieron temor y fueron directo a Nazaret en Galilea—fuera de los dominios de Arquelao (cf. Mateo 2:22).

 

3. Emperadores Romanos

 

Josefo registra hechos acerca de emperadores romanos que nos hacen posible conocer más acerca de ellos, sus vidas políticas y su relación con la nación Judía a través de los líderes designados por ellos. En esta forma, por ejemplo, cuando Lucas menciona a César Augusto (2:1) o Tiberio César (3:1), sabemos algo acerca de su carácter en general y, quizás, podemos comprender mejor cómo ellos pudieron haber influenciado los eventos ocurridos en el N.T.

 

a. César Augusto: Josefo habla acerca de Cesar Augusto en muchas ocasiones, incluyendo sus conexiones con Herodes el Grande y su relación. Josefo explica cómo los dominios de Herodes fueron distribuidos entre sus hijos (Guerra 2. 6. 3). Esto, a su vez, explica el estado político de los asuntos encontrados en el Evangelio después de la muerte de Herodes (ver I. B. 2. e. arriba).

 

b. Tiberio: Tiberio César fue el emperador que nombró a Poncio Pilato como procurador sobre Judea (Guerra 2. 9. 2). Pilato trató de erigir “Insignias” a César en Jerusalén (Guerra 2. 9. 2 (169)) y también gastó dinero del tesoro del Templo en la construcción de acueductos (Guerra 2. 9. 4). Resulta interesante notar que los Judíos estaban indignados y grandemente airados con esto; aún así, cuando se trató de crucificar a uno de los suyos, es decir, a Jesucristo, ellos no tenían otro rey sino César y, en consecuencia, su representante Pilato (cf. Juan 19:15). Si Cristo murió en fecha tan tardía como el 33 D.C. y las impiedades de Pilato ocurrieron al comienzo de su régimen (26D.C), no habrían más que diez años entre los eventos, y quizás mucho menos tiempo. Parece que la gente Judía tenía una memoria muy conveniente.

 

c. Cayo (Caius/Calígula): Cayo reinó como emperador del 37-41 D.C. durante los años de persecución de la iglesia—una iglesia que estaba básicamente conformada por Judíos. Durante su reino, envió a Petronio a invadir Judea y erigir una estatua a César en el Templo. Si los Judíos no estaban dispuestos, Petronio debía conquistarlos por medio de la guerra y erigir entonces la estatua (Ant. 18. 2 ss.). Los Judíos dijeron que preferían morir antes de dar a César oportunidad de poner una estatua de sí mismo en su Templo. Su respuesta es noble y claramente demuestra que estaban aún aferrados al Templo y a sus tradiciones a pesar de la venida de Cristo y la abrogación de la Ley. Uno se pregunta cómo los Cristianos en Jerusalén, muchos de los cuales parecen haber permanecido vinculados al Templo por algún tiempo (cf. Hechos 3 - Pedro y Juan yendo al Templo a orar), habrían respondido a esto ante el hecho de tener muchos familiares no salvos. Habrían dado sus vidas por el Templo? Hubieran sido vistos como traidores si hubieran decidido no ayudar debido a sus nuevas convicciones teológicas? En cualquier caso, este incidente ilumina nuestra comprensión de las condiciones y problemas que enfrentaban los Judíos y la iglesia en estos primeros días. Como nota teológica, quizás Dios quería usar la situación para separar más aún la iglesia del Judaísmo impío. La destrucción del Templo por parte de Tito unos 30 años después, parece indicar que Dios había abandonado a la nación por un tiempo y había comenzado a trabajar a través de la iglesia (cf. Romanos 9-11, escrito alrededor del 57/58 D.C.).

 

d. Claudio: Claudio reinó del 41-54 D.C. y es mencionado dos veces en el libro de los Hechos. Lucas registra la predicción del profeta Agabo de que vendría hambre sobre la tierra durante el reinado de Claudio (11:28). Él también dijo que un edicto fue publicado por Claudio expulsando a todos los Judíos de Roma (18:2). Esto ocurrió en 49-50 D.C. debido a protestas surgidas entre la comunidad Judía acerca de un cierto Crestus, que puede haberse referido a Cristo o a otra persona.2 Josefo discute sobre Claudio y sus relaciones con los Judíos. El menciona un pronunciamiento favorable sobre los Judíos durante una crisis que los involucró a ellos y a los Griegos en la ciudad de Alejandría (Ant. 19. 5. 2, 3). Este edicto, debido al hecho de que Herodes Agripa I vivía aún y era rey de Palestina, ocurrió alrededor del 41-44 D.C., por tanto unos 5 o 6 años antes de la expulsión. De nuevo, aprendemos valiosa información acerca del tipo de mundo en el que la iglesia primitiva crecía y se desarrollaba.

 

e. Nerón: Nerón reinó del 54-68 D. C., tiempo en el cual Pablo estaba llevando a cabo sus viajes misioneros y la iglesia estaba realmente comenzando a crecer y tomando un distintivo sabor gentil. De acuerdo con Josefo, Nerón fue un individuo bárbaro (Ant. 20. 8. 3), de quien sabemos por otros historiadores que persiguió la iglesia en Roma más severamente (después del gran incendio) y fue responsable de la muerte de los apóstoles Pedro y Pablo3. El reporte de Josefo agrega otro testigo a este período de tiempo en el cual Nerón reinó sobre el imperio e hizo impacto sobre la iglesia y las escrituras del N. T. (cf. Romanos 13; 1 Pedro 2; el marco de Hebreos).

 

f. Vespasiano/Tito: Josefo trata en gran manera acerca de los eventos que condujeron a, e incluyeron, la caída de Jerusalén en el 70 D. C., y el papel desempeñado por Vespasiano y Tito en la guerra (Guerra 3-7).

 

4. Prefectos y Procuradores Romanos

 

a. Poncio Pilato: Josefo describe muchos de los prefectos y procuradores romanos incluyendo Poncio Pilato, Antonio Félix y Porcio Festo. Poncio Pilato fue un prefecto romano que gobernó Judea y Samaria de 26-36 D.C. Josefo describe cómo él dio muerte a muchos judíos (Ant. 18. 3. 1, 2) y de hecho sentenció a Cristo (Ant.18. 3. 3).

 

b. Antonio Félix: Félix fue un procurador romano que gobernó sobre Judea y Samaria de 53-60 D.C. De acuerdo con Josefo, Félix estaba tan lleno de pasión por Drusila, la esposa de Azizo, que llegó hasta el punto de enviar un nigromante a ella para convencerla de casarse con él. Así fue que Drusila se divorció de su esposo y se casó con Félix, “transgrediendo las leyes de sus ancestros” (Ant. 20. 7. 2). Lucas nos dice que Pablo discutió cosas tales como la rectitud y el autocontrol con Félix (y junto con su esposa) lo cual le ocasionó mucho temor (Hechos 24:25). No hay duda de que Félix estaba temeroso debido a su esposa y a los muchos otros viles crímenes que cometió contra los Judíos. En este caso, es probable que Josefo nos dé información contextual pertinente que ilumine nuestra comprensión de este texto particular del N.T.

 

c. Porcio Festo: Josefo también menciona el régimen de Festo (60-62 D.C.; Ant. 20. 8. 9) después de Félix. El hecho de que Festo haya reemplazado a Félix, de acuerdo con Josefo, parece estar de acuerdo con Lucas en Hechos 24:27.

 

5. Varias Otras Áreas de Contribución

 

Josefo también proporciona detalles y antecedentes acerca de otras varias figuras o instituciones como se ven en el Nuevo Testamento. El habla acerca de las sectas religiosas Judías de los Fariseos, Saduceos y Esenios (Guerra 2. 8. 2 ss) al igual que la institución del Sanedrín (Ant. 14. 9. 3). Josefo también da algunos detalles acerca de la tetrarquía de Felipe (Guerra 2. 6. 3; cf. Lucas 3:1) y la institución del Alto Sacerdocio (Ant.5. 11. 5, etc.). Habla acerca de Jesucristo, Juan el Bautista y Santiago el hermano de Jesús.

 

DOS INCIDENTES PARALELOS ENTRE JOSEFO Y EL NUEVO TESTAMENTO

 

Juan el Bautista (Ant. 18. 5. 2; Mateo 3:1-12; Marcos 1:3-8; Lucas 3:2-17; Juan 1:6-8 y 19-28.

 

1. Puntos Principales de Acuerdo

 

a. Josefo, Mateo y Marcos, se refieren a Juan como el Bautista.

 

b. Josefo dice que Juan llamó a los Judíos a ejercitar la virtud, esto es, justicia entre ellos y devoción a Dios. Mateo dice que Juan enseñó, a aquellos que bautizaba, a producir frutos dignos de arrepentimiento. Lucas dice básicamente lo mismo y va un poco más lejos, al ofrecer ejemplos de cómo se puede mostrar el arrepentimiento (compartiendo túnicas, cobrando la cantidad apropiada de impuestos; a los soldados, utilizando la fuerza adecuadamente y no para ganancia deshonesta, no dando falso testimonio contra otro).

 

c. Muchas gentes, de acuerdo con Josefo, venían a escuchar sus palabras. Mateo, Marcos y Lucas dicen que grandes multitudes siguieron a Juan y eran bautizados por él. Juan dice que los Judíos enviaron sacerdotes y Levitas para interrogarlo.

 

d. Josefo parece indicar que los seguidores de Juan eran muy fieles a él (118). Los seguidores de Juan, de acuerdo con los Evangelios y Hechos 19, eran bastante fieles a él y su mensaje.

 

e. De acuerdo con Josefo, Herodes envió a Juan a prisión en Maqueronte (al lado oriental del Mar Muerto) y ahí lo hizo matar. Los escritores del Evangelio afirman que Juan fue puesto en prisión por Herodes, a pesar de que no indican donde.

 

2. Puntos Principales de Desacuerdo

 

a. Josefo dice que algunos Judíos pensaban que la destrucción del ejército de Herodes fue debido al asesinato de Juan, un juicio de Dios. Los escritores del Evangelio no registran tal interpretación de la derrota de Herodes. No hay registro en ninguno de los cuatro Evangelios de que Dios haya destruido los ejércitos de Herodes como resultado de haber matado a Juan injustamente.

 

b. Josefo no da el área del ministerio de Juan, pero los escritores del Evangelio, tomados en conjunto, indican que Juan ministró fuera del territorio de Antipas, en Jerusalén, Judea y las áreas vecinas (áreas alrededor del Jordán).

 

c. En Josefo, Herodes Antipas temía a Juan debido a que pensaba que, con la gente que lo seguía, Juan podía encabezar una rebelión. Herodes quería condenarlo a muerte sobre la base de la sospecha y nada más. Los escritores del Evangelio dicen que Herodes quería matar a Juan porque él había predicado contra su matrimonio ilícito con Herodías. Al final, fue el capricho de Herodías, conspirando con su hija, lo que condujo a la muerte de Juan (Mateo 14:3 ss; Marcos 6:17 ss; Lucas 3:19, 20).

 

d. Josefo dice que el bautismo de Juan no era para la remisión de pecados, sino para la purificación del cuerpo, debido al hecho de que el alma ya había sido purificada por el regreso de la gente a la justicia, previo a la venida al bautismo de Juan. Los escritores del Evangelio parecen indicar unánimemente que el bautismo de arrepentimiento de Juan era para la remisión de pecados, y Mateo y Marcos aseveran que la gente estaba confesando sus pecados a Juan, significando que ellos no tenían justicia previa per se, al menos como Josefo parece indicar.

 

e. Josefo no conecta a Juan con Jesucristo. Todos los escritores del Evangelio hacen la conexión en términos para nada inciertos.

 

3. Conclusión

 

Las áreas principales de acuerdo son lo suficientemente substanciales como para servir de base para un intento de armonizar las áreas de desacuerdo. Los puntos (a) y (b), bajo las áreas de desacuerdo, no afectan la historia esencial y, como tales, realmente no presentan un problema. El punto (c) no es realmente una contradicción—ambos pueden ser ciertos al mismo tiempo. Quizás Herodes estaba nervioso acerca de las grandes multitudes que seguían a Juan y, combinado con el hecho de que Juan había condenado abiertamente el matrimonio de Herodes, debilitando así su posición entre la gente, hizo que Herodes quisiera darle muerte. La hija de Herodías fue realmente justo la ocasión para el hecho.

 

El punto (d), donde Josefo dice que el bautismo de Juan era para la purificación del cuerpo y no para la remisión de pecados, parece estar en oposición a los relatos del Evangelio. Dada la precisión de los relatos del Evangelio4, parecería que Josefo no estaba enteramente en lo correcto en lo que pensaba acerca del ministerio de Juan. Cualesquiera que fueran las fuentes que usó, ellas parecen representar una tradición ligeramente distinta de la de los escritores del Evangelio. El hecho, también, de que Josefo registra únicamente afirmaciones generales respecto a la ética de Juan, y los evangelistas, por otro lado, registran descripciones detalladas de sus parlamentos, me hace pensar que los escritores del Evangelio estuvieron expuestos a los detalles reales de su mensaje. Por supuesto, Josefo no había nacido aun cuando Juan predicó, y los Evangelistas pueden, de hecho, haber escuchado de Juan de primera mano.

 

Más aún, Josefo parece tener el hábito de referirse a la “responsabilidad ética Judía” como “piedad y justicia”5. Si este es el caso, como afirma Mason, entonces parecería que la única preocupación real de Josefo es presentar a Juan como una persona Judía muy ética—por cuanto incluye su fórmula “piedad y justicia”—y no necesariamente resaltar los detalles de su mensaje. Quizás esto explica en parte el propósito diferente atribuido al bautismo de Juan por los evangelistas, en oposición al ofrecido por Josefo6.

 

El último punto (e) ha causado problemas a algunos escolares. Steve Mason piensa que los escritores del Evangelio han anexado a Juan para sus propios propósitos, más allá de cualquier cosa que el Bautista hubiera previsto. De acuerdo con Mason, ellos tenían más motivos para usar a Juan para su propósito, que Josefo para el suyo. Por tanto, la descripción del Bautista de Josefo muestra más acertadamente a Juan como él era. Más aún, Mason afirma que trazos del verdadero Juan en el N.T. aparecen en: 1) La inquietud de Juan de si Jesús era el Cristo y 2) los discípulos de Juan en Éfeso, quienes no sabían acerca de Jesús o el Espíritu Santo (cf. Hechos 19:1-7). Estos incidentes, dice Mason, muestran la “integridad” de Juan sobre y contra su presentación por parte de los evangelistas como un anunciador del Mesías.

 

Parecen haber varios problemas con esta visión. Mientras que no hay duda de que las Escrituras son, en cierto sentido, propaganda, es algo diferente afirmar que lo que ellas aparecen reportando como historia es realmente una distorsión de la historia. Es Juan el Bautista quien históricamente afirmó su conexión con Jesús; y los escritores del Evangelio registran esta tradición—a menos, por supuesto, que ellos estuvieran poniendo palabras en la boca de Juan que él nunca habló o sugirió. Si este es el caso, entonces cómo sabemos que cualquier cosa afirmada como histórica en la Escritura realmente es fiel a los hechos?

 

El uso de Mason del incidente descrito en Hechos 19:1-7 para soportar la identidad y mensaje del verdadero Juan no se sostiene, ya que este presupone que estos discípulos entendieron correctamente a Juan, pero el texto claramente indica que no fue así. Pablo les dijo explícitamente que parte del mensaje de Juan era para creer en el que venía después de él (19:4). Por tanto, la comprensión de los discípulos del mensaje de Juan, en contraste con lo que afirma Mason, estaba errada. En consecuencia, no puede ser usado para recrear un “Juan” que se ubica fuera de la tradición de los escritores evangelistas. De hecho, hace completamente lo contrario: confirma aún más la presentación de Juan en el Evangelio, como aquel que precedió al Mesías.

 

No es necesario enfrentar a Josefo con los escritores del Nuevo Testamento en este punto. Josefo, como alguien que no está en el movimiento Cristiano, no asoció a los dos hombres—quizás no conoció esta relación. Si la conocía, quizás no se ajustaba a su propósito al escribir, el relacionarlos para el lector en ese momento. Su interés en su escrito no es catalogar los inicios y desarrollos dentro del Cristianismo—él está tal vez más interesado, como afirma Mason, en desarrollar una apología de la gente Judía.

 

JESÚS Y PILATO

 

Josefo menciona a Jesucristo (el tan llamado Testimonium Flavinium) en dos pasajes: Ant. 18.3. 3 y 20. 9. 110.

 

No parece haber nada en ambos relatos de Josefo que necesariamente estuviera en desacuerdo con los escritores del Evangelio. El problema parece ser si Josefo realmente escribió de su puño y letra la forma final del primer pasaje (Ant. 18.3. 3) como lo tenemos hoy día. La opinión de los escolares, desde el siglo XVI aproximadamente, ha estado dividida. Algunos dicen que el escrito completo es auténtico. Otros dicen que partes del escrito son de la mano de Josefo, y que partes son adiciones Cristianas. Y, tercero, hay aquellos que consideran el escrito completo como falso—totalmente una interpolación Cristiana. Este se encuentra en tres manuscritos.

 

Yo creo que el texto preserva algo de las propias palabras de Josefo que fueron más tarde ampliadas por un (unos) copista(s) Cristiano(s). Creo que el texto básico de Josefo es como sigue:

Por este tiempo vivió Jesús, un hombre sabio fue maestro de los que aceptan bien dispuestos la verdad. Se ganó a muchos Judíos y a muchos de los Griegos. Cuando fue acusado por los principales de nosotros y Pilato lo condenó a la cruz, los que le habían amado originalmente no dejaron de hacerlo. Y la tribu de los cristianos, así llamados a causa de él, no ha desaparecido hasta el día de hoy.

 

Pienso que las siguientes frases fueron muy probablemente escritas por un (unos) Cristiano(s):

 

1. “Si es que se le puede llamar hombre”. Porque llevó a cabo obras extraordinarias”. Esto parece implicar que el escritor creía algo más acerca de Jesús—que era más que un simple mortal. Debido a que parece que Josefo jamás llegó a convertirse en cristiano, es difícil creer que él hubiera escrito tal frase como Judío. En otras palabras, éstas suenan como declaraciones que podrían venir de un Cristiano.

 

2. “Fue el Mesías”. (Fue llamado el Cristo) parece un poco fuerte para que lo diga un historiador Judío acerca de Jesús, y más probablemente la obra de un Cristiano. Parece ser una declaración de fe.

 

3. “Al tercer día”. acerca de él”. Es muy improbable que sea de Josefo debido a que habla con seguridad de la resurrección de Jesús. No dice que los Cristianos afirmaran que esto era cierto. El texto implica que Josefolo consideraba verdad. Este es poco probable, especialmente dado el hecho de que él nunca dice una sola palabra de interpretación acerca de ello. Para que se haga tan increíble afirmación, sin explicación, implica su aceptación inequívoca—difícilmente la posición de Josefo.

 

En general, pienso que el registro en Josefo contiene sus palabras, como se muestra arriba, con la adición de “testimonio” Cristiano. Cualquiera que sea la posición que se tenga respecto al Testimonium Flavinium, uno todavía debe hacerse la pregunta: “Cuál es el valor para alguien de determinar su autoría?” Realmente se mantiene o cae algo al determinar quién lo escribió? La concepción histórica de la persona de quien se atestigua en la afirmación (Jesús) no es alterada por el pasaje, sin importar quién lo haya escrito, y esto es más aún confirmado por el hecho de que concuerda con los registros del Evangelio15.

 

LA CONFIABILIDAD HISTÓRICA DE JOSEFO

 

El asunto de la confiabilidad histórica de Josefo puede únicamente ser respondido a través de intentar correlacionar lo que él afirma en sus escritos, con otras fuentes (algunas de las cuales él usó), ya sea literarias, arqueológicas, etc. Y, cuando no existe tal conocimiento externo para confirmar o negar su reporte, debemos considerar la evidencia interna, sus hábitos, qué tipo de hombre dice él que fue, etc. Para ver si ciertas afirmaciones suyas son creíbles. En este punto estamos más cerca de adivinar que en la primera situación.

 

Dados los cánones anteriores, no es misterio para muchos escolares, sostener que es penosamente impreciso en ocasiones. Y parecería, de los trabajos de Schurer, Broshi, Mason, Mosley y Yamauchi, que tal conclusión está justamente respaldada. Aun así, este escepticismo no tiene que ser radical, ya que hay muchos lugares donde parece que él nos ha dejado un registro sólido de gentes y eventos—especialmente en relación con los amplios movimientos en la historia en este tiempo. Estos pueden incluir hechos sobre la dinastía Herodiana, la naturaleza de las sectas religiosas Judías, el régimen Romano sobre Palestina y la caída de Jerusalén. Boshi concuerda en que en muchos Josefo falla en relación con números y nombres, pero esto no es razón para desechar todo lo que él dijo como si fuera infundado. De nuevo, la confiabilidad histórica de Josefo no es, tal vez, una declaración tajante: “es” o “no es”, sino que se valora en cada caso separadamente.

 

Cada uno de los individuos aquí mencionados se encuentra en varias otras partes en Josefo. Estas son referencias generales.

 

1. Cf I. H. Marshall, Los Hechos de los Apóstoles, Los Comentarios Tyndale del Nuevo Testamento, ed. R. V. G. Tasker, vol. 5 (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1980), 292, 93. Richard N. Longenecker, Los Hechos de los Apóstoles, Comentario Bíblico Los Expositores, ed. Frank E. Gaebelein, vol. 9 (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1981), 481. Ambos autores hacen un paralelo entre el relato de Hechos con las afirmaciones hechas por Suetonio; Vita Claudius, 25. 4.

 

2. Cf. F. F. Bruce, Historia del Nuevo Testamento (Nueva York: Doubleday, 1969), 410.

 

3. Los relatos del Evangelio fueron escritos por personas dentro, más o menos, de la tradición de Juan. Ellos probablemente deben ser aceptados, antes que los de Josefo, para representar más precisamente su propia tradición. Además, Josefo no escribe acerca de Juan como un fin en sí mismo, o aún para describir los comienzos de la fe Cristiana, sino que usa el incidente como parte de una larga apología de la nación Judía. En este sentido, Juan permanece como un Judío modelo en medio del tratamiento injusto de Herodes. Y, el hecho de que Dios aparentemente había juzgado a Herodes de acuerdo con Josefo, parece confirmar esto aún más. Pero cf. Steve Mason, Josefo y el Nuevo Testamento, (Peabody, MA: Hendrickson, 1992), 153, 54, piensa que las dos descripciones son esencialmente similares.

 

4. Ibid, 153.

 

5. Uno se pregunta también si Josefo no pensó acerca de Juan como un Esenio. Después de todo, Juan vino del desierto y (en la mente de Josefo) enfatizó la pureza ritual.

 

6. Mason, 155-63.

 

7. Todo informe histórico es selectivo y, por tanto, parcializado, pero esto no significa que sea incorrecto ipso facto. Parece, por tanto, muy razonable creer que los escritores del Evangelio enmarcaron sus relatos de Juan para servir a sus propósitos teológicos, pero resultaría deshonesto si ellos pusieran sus palabras en su boca con significados que él nunca pretendió.

 

8. Mason, 66, 67.

 

9. Schurer (p. 432) sintió que la frase oJ ajdelfov” jIhsou` tou` legomevnou cristou` no era una interpolación de una pluma Cristiana.

 

10. Para una descripción de estas posiciones y los autores que las sostienen (sostuvieron), cf. Schurer, 428-30.

 

11. Cf. Mason, p. 8, 9ss. Sobre la preservación del texto por los Cristianos.

 

12. Cf. Schurer, 433. Aquí, su distinción entre el relato de Josefo y los del Evangelio, acerca del papel desempeñado por Pilato y el que jugaron los Judíos en la muerte de Jesús, no agrega realmente mucho al problema. Ambas fuentes indican que Pilato y los líderes Judíos estuvieron involucrados.

 

13. El término “nosotros” (hJmi`n) parece un tanto “poco profesional” a primera vista, pero aparentemente, de acuerdo con Schurer (434), Josefo tenía el hábito de hacer esto en las Antigüedades.

 

14. Lo que digo aquí es que si estuviera en desacuerdo sustancial o esencialmente, con otros registros históricos, (los Evangelios, etc.), entonces serviría mucho determinar su autoría para ver mejor si el autor, al mirar sus otros escritos, es objetivo en lo que está relatando. También, en relación con la autenticidad del pasaje, uno debe considerar a Orígenes, quien nunca lo menciona; cf. Edwin M. Yamauchi, “Josefo y la Escritura,” Fides et Historia(Fall 1980): 54.

 

15. Josefo aparentemente fijó altos estándares para sí mismo y criticó a otros por una histografía pobre. Pero él, cuando es medido por sus propios cánones de objetividad y veracidad, usualmente falla en ser un buen historiador. Cf. A. W. Mosley, “Reportería Histórica y el Mundo Antiguo,” Estudios del Nuevo Testamento(Octubre, 1965): 23 y Broshi, 383, 84.

 

16. Cf. J. J. Scott, “Josefo,” en Diccionario de Jesús y los Evangelios, eds. Joel B. Green y Scott McKnight, (Downer’s Grove, IL: InterVarsity Press, 1992), 393; Schurer, 57, 58. Él dice, que la Guerra es superior en precisión a las Antigüedades en el registro de detalles y, por tanto, de mayor valor [histórico]; Magen Broshi, “La Credibilidad de Josefo,” Revista de Estudios Judíos 33 (Primavera/Otoño1982): 383, 84; Mason, 81, 82; A. W. Mosley, 24-26 y Yamauchi, 58.

 

17. Broshi, 383, 84.

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